miércoles, 17 de noviembre de 2010

FÍSICA DE LO COTIDIANO

Aunque las famosas bajas temperaturas de esta zona no tardarán en llegar (por ahora no se ha pasado de -1ºC), el fresquito matutino es una realidad más que palpable: pañuelos palestinos, bufandas, bragas que tapan hasta la nariz, algunos que otros guantes... marcan el preludio de un frío que está esperando a la vuelta de la esquina.

Se dice que más sabe el diablo por viejo, que por diablo. Y no hace falta ser adivino para comprobar que, a sus 16 años, los alumnos conocen mil y una tretas para esquivar (de alguna u otra forma) este frío que conocen desde su más tierna infancia:
- El llegar tarde a primera hora garantiza mesa en salón calentito... en una cafetería que hay a unos metros del centro. Y entre colacaos y cafés puede verse cómo asoma tímidamente algún que otro carajillo.
-El pasillo que da a la biblioteca, sala de profesores, jefatura de estudios y sala de convivencia, aunque desagradable en el recreo por el vaivén de maestros, constituye un entorno proclive para reuniones de alumnos al ser estrechito y contar con varios calefactores.

No obstante, me quedo con esta muestra de genialidad y sabiduría de la que, diariamente hacen uso mis alumnos (¡Adónde podrían llegar si aplicasen estos dotes a la adquisición de conocimientos!)
La imagen está tomada una mañana cualquiera en una de las aulas del instituto: bocadillos, previamente aplastados para poder ser introducidos en el radiador, aguardan desde las 8:15 el momento del recreo (10:15). Fundamental es que el bocata (de carne con tomate, jamón y queso, o simple chacina) venga elaborado de casa y debidamente envuelto en papel de plata, pues, en la cafetería del centro los despachan en bolsa de plástico, "que conserva muy mal el calor, maestro".

La física aplicada a situaciones cotidianas...

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